martes, 31 de marzo de 2009

ALFONSIN EN PRIMERA PERSONA

ALFONSIN EN PRIMERA PERSONA

Para muchos de nosotros, Raúl Alfonsín ha significado mucho más que el recitado del Preámbulo de la Constitución o las pintadas con su nombre en las paredes inertes del 83.

Alfonsín encarnó la primera participación en política, en los centros de estudiantes, en los comités, en los centros vecinales, en esos lugares que desconocíamos los que votábamos por primera vez.

Y significó también levantar las banderas de ciudadanos, de la república, de la solidaridad y del compromiso.

Alfonsín fue el inicio de la militancia juvenil, de las discusiones ideológicas, de llenar las calles en los actos, de juntar las manos a la altura de nuestro corazón y de tener utopías de un país mejor en un mundo mejor.

Alfonsín pudo convencernos de que “Con la democracia se come”, “Con la democracia se cura” y “Con la democracia se educa”.
Aunque no alcanzó con “un médico por aquí” para poder sanar a la agónica Argentina.

Fue Alfonsìn por quien participamos en los festejos de los 100 días de la democracia, por quien conocimos que en Chascomús había una laguna y que él tenía una esposa que se llamaba María Lorenza y una mujer que se llama Margarita.

Fue Alfonsín quien nos unió en nuevas amistadas, en nombre de quien buscábamos sumar voluntades antes de cada elección, y fue, desde el afecto, quien le prestó su nombre a muchos de los nacidos con la recuperación de la democracia.

Fue Alfonsín quien representó una nueva manera de hacer y de vivir, nos enseñó que el “gorilismo” no sumaba, que las ideologías se respetan, y que en una misma mesa se pueden sentar los que piensan diferente.

Muchas páginas se escribirán por estos días recordando al estadista, al presidente, al demócrata, con sus aciertos y sus errores.
Pocos se acordarán de cuando se avergonzaban de conocerte y te negaban tras haber gozado de las mieles del poder.

Estas, simplemente, son las líneas de alguien que, como muchos jóvenes del 83 pintaron paredes con tu nombre, te siguieron en cada acto donde hablaras, difundieron tus ideas, te pusieron el voto en la urna, y lloran tu partida, como la partida misma de sus ilusiones.

Por “la prepotencia de trabajo” que nos supiste inculcar, por la honestidad, por la democracia, por los viejos que se sintieron nuevamente jóvenes con tu aparición, por las banderas que nunca arriaste, por las que te obligaron a bajar…
Por los amigos que me dejaste y que te seguirán respetando y queriendo, por las arrugas de tus manos, por tu bigote “mostacho”, por tu mirada sincera, por dejarnos sin voz de tanto gritar tu nombre, por la alegría del triunfo, por la tristeza de la derrota, por las ilusiones vigentes y por las que pudimos cumplir, simplemente Gracias y hasta siempre, mi querido Alfonsín.

domingo, 22 de marzo de 2009

El Pucho

Objeto de trasgresión inalterable en el tiempo.
No importa que ya no se publiciten a mujeres hermosas, hombres adinerados o galanes con el pucho en la mano envueltos en ondas de humo.

Para los adolescentes el olor a tabaco tiene un condimento para pasar los límites que los sigue seduciendo como lo hacía
Claudia Sánchez con los hombres en los años 70.

Estos últimos días dos hechos se me presentaron como fotografía de cómo el cigarrillo sigue impactando en los códigos de lo "prohibido".

El primer día de clases de un reconocido colegio secundario, cuando las luces del alba no asomaban todavía y en medio de padres que acompañaban a sus hijos con las caras denunciando una mala noche, casi atropellando a la multitud, a contramano de los que pugnaban de entrar a la escuela, una jóven de uniforme corto y andar apresurado dejó caer por accidente el cigarrillo que llevaba entre sus carpetas todavía vírgenes.

Era como llevar una pancarta que decía "Bienvenidos al mundo de la transgresión".

Unos pocos días después, y con un cigarrillo de cachada, de esos que se rellenan con talco y que se venden junto a otros que explotan cuando se encienden y que se consiguen para hacer bromas en despedidas de solteros, otra alumna, en este caso de quinto grado, logró seducir a todo su curso.

De lado quedaron las diferencias entre las "divinas" y las "populares", entre varones o mujeres, porque "la ídola" pasó a ser quien con cara de niña aspiraba a ser mujer junto con el cigarrillo trucho en su boca de la que emanaba un humo blanco de "talco para los pies".

Todos querían "el pucho" que ella llevaba en su mochila. Por una seca eran capaces de convertirse en sus mejores amigas o en sus súbditos.
La idea de hacer y vender cigarrillos "de mentira" llevó a los pequeños a armar puros de papel- casi como los hacía mi abuelo- y venderlos a los de primer grado.

El negocio les duró muy poco, en una pitada la directora estaba en el curso amenazando con hacerles firmar el libro de disciplina y esforzándose para que entendieran que vender un producto inexistente era algo así como querer vender "la luna" y no precisamente de manera poética.

La ídola del pucho escolar se pegó tal susto por todo lo que generó su "ilusión de tabaco, talco y papel glacé" que me parece que aprendiò la lección, aunque nadie le quita "haber estado tirando humito en medio del aula".

Con estos pequeños casos, recordé que cuando éramos chicos jugábamos a fumar como un escalòn que nos permitìa ser más grandes y semejantes a las señoras distinguidas.
Si hasta mi abuelo José me invitaba a tomar un "cafecito lavado" con él y me prestaba un cigarrillo apagado para que jugara a "hacerme la grande".

La transgresión que surgía en los gimnasios de las escuelas, los baños o los kiosquitos cercanos parece intacta con el paso del tiempo.
Y no importan las prohibiciones y las campañas "Fumar es perjudicial para la Salud".

Los escolares de ahora no conocieron "La Pura Verdad de Jockey Club ni sintieron que para ganar una carrera de Fórmula Uno debían fumar Marlboro Nº 1 del Mundo", pero lo que si conocen es el placer de la transgresión y del juego que da el cigarrillo.

Seguramente, recordarán com yo la primera vez que pusieron un cugarrillo sobre sus labios y sintieron màs el sabor de la adrenalina por lo prohibido que de la seca que dieron a medias para "que no se impregnara el olor" y los descubrieran.

miércoles, 11 de marzo de 2009

MUJERES

Como cada 8 de marzo, surgen las estériles discusiones sobre si esta bien o mal que haya un Día Internacional de la Mujer. El remanido debate de por qué no hay un Día del Hombre y tantas zonzeras más las he dejado de lado hace bastante tiempo para disfrutar de un día que nos convoca.

Ya no hace falta poner una pancarta de las trabajadoras textiles de Chicago o de las mujeres mutiladas en el África para salir a vociferar nuestros derechos.

Cada una, desde su pequeño-gran espacio sabe cómo defenderse en nombre propio y de las demás.

Gracias a Dios, en este Día me siento bendecida por la plenitud de la maternidad en pleno ejercicio, por las amigas que sostienen nuestras redes, por las risas compartidas y cómplices, por los temores que nos unifican y por las posturas que diversifican.

Y también porque disfruto, comparto y crezco en lo personal y en lo profesional con los hombres que me rodean, sumando no dividiendo por género.

Por eso quiero comentarles el primer festejo de este año donde con la verborragia que nos caracteriza, en menos de una hora, una catarata de sensaciones, risas, informaciones, preocupaciones y mucha energía le pusieron alma a un encuentro de mujeres cordobesas.

Fue en uno de los grandes hoteles de la ciudad, organizado por Ivanna Martin, dueña de una agencia de comunicación dirigida a mujeres.

El abrazo y las risas con las que queremos, las miradas sugestivas con las que desconocemos, y la sensación de que era un momento para nosotras, con mimos y regalos inundó el espacio.

Yo estaba como la Cenicienta: como una princesa para la ocasión pero con las agujas del reloj que avanzaban para venir a trabajar.

Entre las 17 y las 18 horas -fue todo lo que estuve- puedo asegurarles que conversé con la mayoría, reí con algunas, me presenté con otras, me reencontré con Blanquita a quien hacía mucho no veía, entrevisté a otras y hasta tuve tiempo para pispear a quien estaba más jóven o pechugona de la mano del cirujano o más gorda a causa del verano.

Ya saben, es sólo un retrato de lo que hicimos todas las que estábamos allí.

Mientras nos sacaban fotos, una de las mujeres contaba que en su última mamografía le habían encontrado un nódulo y que felizmente no era maligno pero enseguida cada una de las que la escuchábamos pensamos en nuestro propio control.

Así es como las mujeres podemos pasar de lo trivial a lo serio, de lo divertido a las lágrimas, de los abrazos a las miradas inquisidoras.

Un poco más alla, y mientras miraba las exquisiteces que no alcanzaría a probar, una escritora famosa me preguntaba en voz alta ¿Tenés un amante vos, que estás tan espléndida?...

¿Tan depreciados están los maridos, que sólo pueden estar bien las que tienen quien las quiera casa afuera, o cama afuera? pensé inmediatamente en medio de las carcajadas de las que escuchaban.

Me dio mucha gracia, pero ténganlo en cuenta los hombres. Así piensan muchas.

En la misma mesa, Gabriela, la esposa del intendente de Córdoba me aseguró que no será candidata a legisladora ("Por ahora no está en mis planes").

Con los zapatos en la mano (no del número 34 como la Cenicienta) y bajando las escaleras corriendo fui recogiendo los muchos regalos que las organizadoras tenían preparadas para nosotras.

Casi sin aliento, pero con una alta dosis de endorfinas recargadas llegué a la radio, con la certeza de que el Día de la Mujer sigue siendo una buena excusa para juntarnos, sin amontonarnos.

Hoy viernes, con menos glamour, pero con una fortaleza y valentía reconocida más de 200 mujeres se juntarán aquí al frente de la radio, en el Ministerio de Justicia para renovar su lucha en defensa de la No Violencia, porque cada una de ellas se animá a decirle "Basta al golpe físico y psíquico" y podrán este 8 de marzo llegar erguidas al Día de la Mujer.

miércoles, 25 de febrero de 2009

La hoja cuadriculada

Las páginas en blanco y coloreadas durante el verano, dejan paso al listado de útiles, horarios, traslados, certificados médicos, carnet de vacunas, uniformes, zapatos para pies que crecieron y pantalones a los que hay que bajarles el ruedo.

Es así, como una hoja cuadriculada en la que vamos llenando cada uno de los casilleros hasta no dejar casi ninguno vacío.

Se llena tanto que hasta tenemos que poner en el márgen nuevos compromisos.

Como cada año, los desafíos se nos presentan de la mano de nuestros hijos y cuando todo parece estar encaminado, ya lo sabemos, algo nos sacudirá como para desacomodarnos las fichas.

Con los cuadernos todavía sin forrar y con viejas cartucheras modernizadas con stikers de los personajes preferidos, los más chicos - Genaro y Valentín- comenzarán su segundo grado, Paulina quinto, y Joaquín -el mayor- su primer año.

Si animarnos todavía a que suba a un colectivo urbano lo llevaremos al Belgrano hasta que despliegue un poco sus alas y nosotros liberemos algunos temores.

En una fotografía que se repite en la mayoría de los hogares con niños que van a la escuela- y después del primer impacto por los precios- repasamos el listado de útiles esenciales y le agregamos alguna " fibra aromatizada" que en nuestras épocas no existía, aunque sí la goma de borrar con olor a frutilla que daba ganas de morderla y que nunca me compraron por temor a que me empachara.

Este año fue Valentín, de 7 años, quien me conmovió cuando le compré la mochila con rueditas que tanto quería. Con sus ojos marrones más abiertos que nunca exclamó: " Por fin no seré más un niño Teleocho Noticias" y salió derrapando con su mochila rodante.

Es que el papá trabaja en el Canal, donde cada año les entregan un pac de mochilas y útiles escolares y la suya siempre tuvo la inscripción Grupo Telefe.

La verdad nunca se nos hubiera ocurrido que eso lo hiciera sentir diferente.

Por su lado, con su toque femenino Paulina llenó las tapas de las carpetas con caritas sonrientes y una foto suya con Luisana Lopilato tomada recientemente.

Como su mochila es celeste, se encargó de cubrir el "color de varón" con collares, llaveritos y otros accesorios que poco hacen pensar que vaya a la escuela a estudiar.

Genaro, que es "Sarmientito", llora porque extraña a su seño de primer grado y quiere que comiencen las clases a la mayor brevedad posible.

Desde el otro rincón Joaquín disfruta porque hasta el 9 de marzo no comienza el secundario.

Observando sus movimientos, disfrutando de cada enojo o de cada emoción, voy sacando la cuenta, entre otras cosas, de los certificados médicos que nos piden.

En una simple cuenta, tengo 16 casilleros de la hoja cuadriculada para rellenar.

A un promedio de 4 médicos por 4 chicos, son 16 consultas. Y eso solo con el pediatra, el ORL, el oftalmólogo y la dentista.

Si a esto le sumo otros pedidos, más la reunión obligatoria con la psicopedagoga, los blancos se van cubriendo de a poco.

Pero está bien que así sea. Nos obliga a controlar vacunas, repasar sus condiciones físicas, hacer una fluoración para evitar caries y asegurarnos de que ven bien o no y de que escuchan como deben.

Preparados para sacar las fotos el próximo lunes, llorar de emoción como en cada acto, y comprometidos en acompañar a las maestras durante todo el año, será la magia del conocimiento, los raspones en las rodillas y los pantalones que vuelven a quedar cortos algunos de los signos que nos irán alertando de que los que más queremos van creciendo.

Por todo esto, y por las sorpresas que el año nos depare... Salud a todos nuestros niños, a sus docentes, y a nosotros también.