miércoles, 11 de marzo de 2009

MUJERES

Como cada 8 de marzo, surgen las estériles discusiones sobre si esta bien o mal que haya un Día Internacional de la Mujer. El remanido debate de por qué no hay un Día del Hombre y tantas zonzeras más las he dejado de lado hace bastante tiempo para disfrutar de un día que nos convoca.

Ya no hace falta poner una pancarta de las trabajadoras textiles de Chicago o de las mujeres mutiladas en el África para salir a vociferar nuestros derechos.

Cada una, desde su pequeño-gran espacio sabe cómo defenderse en nombre propio y de las demás.

Gracias a Dios, en este Día me siento bendecida por la plenitud de la maternidad en pleno ejercicio, por las amigas que sostienen nuestras redes, por las risas compartidas y cómplices, por los temores que nos unifican y por las posturas que diversifican.

Y también porque disfruto, comparto y crezco en lo personal y en lo profesional con los hombres que me rodean, sumando no dividiendo por género.

Por eso quiero comentarles el primer festejo de este año donde con la verborragia que nos caracteriza, en menos de una hora, una catarata de sensaciones, risas, informaciones, preocupaciones y mucha energía le pusieron alma a un encuentro de mujeres cordobesas.

Fue en uno de los grandes hoteles de la ciudad, organizado por Ivanna Martin, dueña de una agencia de comunicación dirigida a mujeres.

El abrazo y las risas con las que queremos, las miradas sugestivas con las que desconocemos, y la sensación de que era un momento para nosotras, con mimos y regalos inundó el espacio.

Yo estaba como la Cenicienta: como una princesa para la ocasión pero con las agujas del reloj que avanzaban para venir a trabajar.

Entre las 17 y las 18 horas -fue todo lo que estuve- puedo asegurarles que conversé con la mayoría, reí con algunas, me presenté con otras, me reencontré con Blanquita a quien hacía mucho no veía, entrevisté a otras y hasta tuve tiempo para pispear a quien estaba más jóven o pechugona de la mano del cirujano o más gorda a causa del verano.

Ya saben, es sólo un retrato de lo que hicimos todas las que estábamos allí.

Mientras nos sacaban fotos, una de las mujeres contaba que en su última mamografía le habían encontrado un nódulo y que felizmente no era maligno pero enseguida cada una de las que la escuchábamos pensamos en nuestro propio control.

Así es como las mujeres podemos pasar de lo trivial a lo serio, de lo divertido a las lágrimas, de los abrazos a las miradas inquisidoras.

Un poco más alla, y mientras miraba las exquisiteces que no alcanzaría a probar, una escritora famosa me preguntaba en voz alta ¿Tenés un amante vos, que estás tan espléndida?...

¿Tan depreciados están los maridos, que sólo pueden estar bien las que tienen quien las quiera casa afuera, o cama afuera? pensé inmediatamente en medio de las carcajadas de las que escuchaban.

Me dio mucha gracia, pero ténganlo en cuenta los hombres. Así piensan muchas.

En la misma mesa, Gabriela, la esposa del intendente de Córdoba me aseguró que no será candidata a legisladora ("Por ahora no está en mis planes").

Con los zapatos en la mano (no del número 34 como la Cenicienta) y bajando las escaleras corriendo fui recogiendo los muchos regalos que las organizadoras tenían preparadas para nosotras.

Casi sin aliento, pero con una alta dosis de endorfinas recargadas llegué a la radio, con la certeza de que el Día de la Mujer sigue siendo una buena excusa para juntarnos, sin amontonarnos.

Hoy viernes, con menos glamour, pero con una fortaleza y valentía reconocida más de 200 mujeres se juntarán aquí al frente de la radio, en el Ministerio de Justicia para renovar su lucha en defensa de la No Violencia, porque cada una de ellas se animá a decirle "Basta al golpe físico y psíquico" y podrán este 8 de marzo llegar erguidas al Día de la Mujer.

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