martes, 30 de diciembre de 2008

VACACIONES

Como decía "la Moscoso"- superiora del colegio donde cursé la secundaria- las vacaciones "son para cambiar de actividad y no sólo para descansar".

La verdad que me caía bastante mal que cada año al finalizar las clases la monja nos dijera lo mismo.

Pero como tantas otras cosas, muchas de sus palabras y de sus consejos tomaron otra dimensiòn con el paso del tiempo.

Aquello mismo que detestaba que me dijeran cuando con una valija ya con unas pocas cosas adentro intentaba salir del Instituto del Rosario para "disfrutar de las vacaciones" lo repito ahora con mis hijos.

Espero que para ellos no suene de la misma manera, después de todo no uso hábito y trato de hacerlo más divertido.

Pero lo cierto es que las vacaciones nos ponen al frente de un desafìo que va mucho más allá de la dicotomía "mar o sierras".

Los primeros días a solas con los chicos la casa suele transformarse en un reformatorio.

Estar en todos los horarios juntos, en la mesa, a la hora del baño, a la hora de lavarse los dientes y sin la mochila de la escuela a cuestas y las actividades extras hace que la mirada sea más intensa en lo doméstico.

Así los primeros días los perseguimos para que levanten las toallas cuando salen de la pileta, que recojan sus platos después de comer, que tiren la cáscara de la sandía que se bajaron en una siesta y que cierren la puerta de la heladera las miles de veces que van a visitarla con cartelito en la puerta incluido recordando "ni descalzos ni mojados".

No sé si con los días nos resignamos o si es que ellos aprenden algo, pero a mediados de enero todo se distiende.

Por ahora hemos implementado la preparación del desayuno infantil, cada uno sorprende con algo especial, que va desde la leche con chocolate al licuado de banana, sin encender la cocina y sin usar el microondas por razones de seguridad.

Así los lunes le toca a Joaquín, los martes a Paulina, los miércoles a Valentin, los jueves a Genaro, los viernes a mamá, los sábados a papá y el domingo... Dios dirá.
Los más grandes algunos días lavan los platos, salvo que Paulina lavó el sábado y vino una tormenta que nos arruinó el programa al aire libre.

Ahora la chinita amenaza con las malas condiciones del tiempo que genera su tarea como para zafar.

Eso sí las tareas son por igual para varones y mujeres.

Después de 11 años de ir al club llevando pañales, bolsos, cochecitos simples y dobles y hasta andadores, este verano cada uno tiene que prepararse el bolso para la pile y los elementos para los deportes.

El que se olvida los botines jugará al fùtbol en ojotas y el que no lleve la raqueta le pegará a la pelotita con la mano, pero yo me ocupo de la comida y la bebida para la merienda, que no es poca.

Mientras le doy forma a los útimos días de trabajo y esperamos a Raúl que salga de vacaciones el 9 de enero y decidamos dónde irnos de paseo vamos entrenando para aprender y crecer un poco jugando y un poco en serio.

Pero no todas son obligaciones de verano, en el tiempo libre que tenemos para dedicarnos intentaré recrear viejos juegos, bicicleteadas, pic nic y hasta un corto viaje a Oncativo para pasar un día en la pileta del Club Unión donde iba de chica.

De esa manera, siento que las enseñanzas de Gabriela Moscoso siguen transitando por nuestros caminos, como por el de tantas de las que fuimos sus alumnas y la quisimos y admiramos más allá del monolito erigido con su figura en el bulevar Alvear de Villa María.

viernes, 19 de diciembre de 2008

BELGRANO

Nuestro hijo Joaquìn ha ingresado hoy al Colegio Belgrano para cursar su secundario.

Sí. Al mismo en el que usted escucha a los docentes reclamar por pagos justos y a los padres protestar por los días de clases perdidos.

No obstante fueron más de 700 los alumnos que intentaron lograr uno de los 256 bancos que estaban disponibles para el 2009.

La emoción y la satisfacción por el esfuerzo de Joaquín coronado hoy por la buena noticia de su ingreso con excelentes notas no nos libera de las dudas que como padres tenemos.

La doble escolaridad, la pluralidad de ideas, el deporte, la mixtura de todas las clases sociales en un ámbito educativo alcanzarán para compensar los días de paro, el escaso presupuesto y el desgano de algunos docentes, son sólo algunas de ellas.

La verdad que sólo el tiempo y las propias experiencias podrán darnos la respuesta cierta.
Uno siempre quiere lo mejor para sus hijos, aunque muchas veces no sepa qué es lo mejor, aunque lo intuya.

Ayudarles a desplegar sus alas y a volar con libertad, con responsabilidad y con valores es un ejercicio permanente de los padres, y cuando nuestro primer hijo puede demostrar por si sólo sus habilidades nos embarga la emoción pero también los miedos.

Es probable que las futuras preocupaciones pasen por el corte de pelo punk, el arito en la nariz o el piercing, pero cuando los chicos crecen uno tampoco los lleva ya de la mano a la peluquería del barrio y la fauna del Belgrano tiene mucho de rebelde, de contestatario y de transgresor.

Han sido parte de este camino que recién comienza su prima Celeste, egresada del Belgrano y por estos días becada en Italia quien entusiasmó a Joaquín con su colegio, la seño Pacha – una tradicional profesora de ingresantes a los colegios universitarios- quien no solo le enseñó Lengua y Matemáticas sino que con su propia historia le mostró otros desafíos de la vida.

Puso su granito la seño Jorgelina maestra de Ciencias Sociales de Joaquín quien pudo ver en sus curiosidades la búsqueda de nuevas respuestas.

Y también ha tenido la suerte de sumar a un compañero de caminos, Jeremías, hijo de una humilde familia con aspiraciones de que la educación le brinde a los suyos mejores posibilidades.

Por este encuentro y por la cadena de solidaridades un gracias especial a Ivanna.

Si a todo esto le sumamos los rezos de abuelos y tías, el apoyo y el aguante de los hermanos y papás, y todo su esfuerzo para prepararse, hacer el cursillo, rendir el ingreso (terminar primero la prueba de evaluación y bajar la rampa del colegio sentado en la baranda) y aprobarlo, podemos decir que hoy es un día de felicidad.

Ah!, y para un “pirata” como Joaquín, nada mejor que ir al Belgrano.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¡TERMINÈ LA PRIMARIA!

Despuès de 6 años, con Joaquìn hemos terminado hoy la Escuela Primaria.
Orgullosamente hemos recibido esta mañana "medalla, diploma y beso", en un hermoso acto que se realizò en el Pabellòn Argentina.
Èramos unas cuàntas las madres que nos recibimos junto a nuestros hijos, pero yo tengo la firme convicciòn de que bien pude haber sido la abanderada.
Mi carrera comenzò cuando tenìamos que elegir colegio y me recorrì no menos de 8 insituciones cercanas y lejanas al que en ese momento era nuestro domicilio.
En el hall de ingreso de cada colegio derramaba unas làgrimas pensando quien tallarìa "mi diamantito", y , como es de imaginar en ninguna encontraba las cualidades suficientes de orfebres.
La soluciòn vino de la mano de la psicòloga de familia quien, con mucha practicidad, y repitiendo las palabras de mi amiga Rebe, nos sugiriò elegir algo cerca, bueno y còmodo.
Fue asì como Joaquin comenzò con su jardìn de infantes en el colegio San Buenaventura.
Nobleza obliga mencionar al padre, quien por esos dìas y en virtud de mis diferentes horarios laborales era el encargado de llevar, traer y acompañar al niño en su inicio escolar.
Mi verdadero acompañamiento comenzò en el primer grado, con mellizos recièn nacidos y con Paulina de tan solo 4 años.
Recuerdo el primer dìa cuando con impecable camisa blanca y corbata azul lo dejamos al niño en el banco de su aula nueva, con unos grandes ojos marrones y un par de làgrimas que no se animaron a salir.
Como ya sabìa leer y escribir se aburrìa bastante, molestaba un poco a sus compañeros y divertìa con sus ocurrencias a su señorita Cristina.
Ademàs, en los primeros dìas de su primer grado se fue su amado "Abu Raùl", tal vez esa haya sido la explicaciòn de porquè a veces "estaba en la luna o como volando".
Seguramente intentaba encontrarlo allà arriba.
En una oportunidad nos llamaron porque en su cuaderno de clase, y tras haber puesto el resultado de un problema sin el desarrollo escribiò de puño y letra "lo hice asì porque soy un genio".
El genio fue creciendo y al mismo tiempo se olvidaba de llevar los mapas, perdìa los làpices, no hacìa la tarea y demàs muestras de "genialidad" que la escuela no tenìa porque admitir.
En ese ir y venir intentamos hacer las tareas con Mari(quien era una excelente niñera pero pèsima en ortografìa), a comprobar que "la cuchara de madera" no era elemento para convencer a ningùn niño, que los espacios propios recomendados por los pedagogos no tenìan lugar en el pequeño departamento y finalmente que era màs fàcil dejar las culpas de lado y completar los deberes con la "parti".
No sin angustia por la falta de tiempo y habilidades comprobamos que el traje de granadero de San Martìn de cartulina comprado para un acto era menos lustroso que el que lucìa aquel cuya madre podìa hacerlo con sus propias manos (y que se encargaba de mostrarnos al resto de las mortales culposas, despuès de preguntarnos todos los dìas a què hora estàbamos con nuestros hijos ¡con tanto trabajo!).
Pero transitamos tambièn el camino de la solidaridad del que puede dar una mano para llevar a un cumpleaños o prestar un cuaderno cuando faltaba una lecciòn.
Aunque la verdad, que mucho, a los cuadernos los mejores alumnos no los quieren prestar.
En el medio cambiamos de barrio y de Escuela, pasamos a Villa Eucarìstica en cuarto grado, con nuevos compañeros y nuevas maestras.
Algunos de los logros propios en estos años fue haber conseguido que en los cuadernos de comunicados las maestras pudieran cambiar los encabezamientos de las notas.
En lugar de un "Señora mamà" que anticipaba que el chico se habìa mandado alguna cagada o que no habìa completado una tarea pasaron a poner "Señores padres", despùes de varias sugerencias en este sentido.
Eso sì "Señor papà", nunca.
Un lugar especial en este camino quiero dedicàrselos a las señoritas Ana y Cristina, respectivas particulares de Barrio Inaudi, quienes adoptaron a Joaquìn y lo hicieron sentir como hijo ùnico, lo que para un hijo numeroso no es poco.
A mis Maris, que con el mayor cariño tienen un pedacito de este diploma por las figuritas recortadas, las fotos de Belgrano o del cabildo buscadas a ùltimo momento para pegarlas en el cuaderno, a Lewis y Chichina por los cuadernos forrados, los ròtulos escritos y los cuentos relatados, a Chela por la asistencia perfecta a todos los actos escolares, y a Paulina quien acompañò a su hermano el primer y el ùltio dìa de clases.
Un gracias para Raùl, que con la tranquilidad de sus palabras ponìa freno a mi ansiedad, y a la vida que como papàs nos dio la oportunidad de ir aprendiendo el camino de la educaciòn de nuestro hijo Joaquìn, que por ser el primero debiò ir de la mano de nuestros aciertos y errores.
Y un Felicitaciones a Joaquìn, amante de la lectura, los astros, los nùmeros,las historias y los deportes, quien màs allà de los làpices perdidos y los buzos olvidados ha demostrado que los pequeños genios siempre buscan nuevos desafìos y tienen una lealtad de corazòn inconmensurable.