martes, 27 de mayo de 2008

FLAMENCOS ARGENTINOS

El fin de semana pasado,Rebeca, la madrina de mi hijo Valentín de 6 años,tomó coraje
y emprendió viaje rumbo a la Laguna Mar Chiquita, con grandes y chicos.
De la mano de su amigo Alejo, recorrieron los maravillosos lugares de esta provincia, y hasta descubrieron los secretos de las paredes húmedas y derruídas de lo que el agua dejó.
Como un verdadero paseo educativo, los relatos de Valentín van desde los "hermosos flamencos argentinos, que son rosas y negros, hasta la laguna de sal que parece con nieve, pasando por el fantasma del hotel Viena que tiene el piso hundido por el agua".Capítulo aparte es el paseo en gomóm por la laguna,"que iba tan fuerte que volaba, y que además tenia como dos misiles que flotaban".
Como para asegurarnos que cuando vaya a cuarto grado no se olvide la lección le hacemos repetir una y mil veces sus nuevos conocimientos sobre que "el agua llega dulce por los ríos pero despúes se hace salada en la laguna,que abajo es más dulce y en la orilla más salada".
Es una suerte para él y para nosotros tener una madrina con tantas pilas como para salir de paseo sin pestañar con chicos y grandes -ya que también fueron sus padres- y que además le pone todo el afecto y la enseñanza para que quede en el corazón de Valentín la experiencia de esta maravillosa aventura.
Ah, me olvidaba... el pequeño ya está preguntando cuándo es el viaje a Brasil.

martes, 20 de mayo de 2008

SAN MEROLI

La semana pasada, nuestro termotanque Reehm colapsó apenas pasados dos años de haberlo comprado.

Una vez que llamamos al service oficial del Sr Fernando Granados nos encontramos con la sorpresa de que había que cambiar el termotanque, pero que como lo habíamos comprado en Carrefour debíamos esperar hasta que llegara de fàbrica, lo que con suerte podía llevarnos entre 10 y 15 días sin agua caliente.

Tomando la situaciòn como si fuera la de su propia familia, es decir 7 personas sin agua caliente, con los consiguientes traslados de bolsos y ropa para la hora del baño, el Sr Granados en menos de 24 horas nos dio una soluciòn.

Lo sorprendente, es que la soluciòn vino de la mano de Meroli Hogar.

Increìblemente, y como consecuencia de los años que lleva representando diferentes firmas en sus servicios tècnicos, el Sr Granados consiguió que Meroli le prestara un nuevo termotanques que despùes serà repuesto por la fàbrica.

Moraleja 1: No siempre hace falta la estampita de Marîa Rosa Cooper para tener una eficiente Atenciòn al Cliente.

Moraleja 2:No comprar electrodomèsticos en comercios donde no le puede ver la cara al dueño.

Moraleja 3:Si anda cerca de Meroli Hogar, agradèzcale de nuestra parte, Familia Carta. ( El Sr, Yunes fue el empleado solidario).

lunes, 5 de mayo de 2008

Reencuentro

Queridos bloggers, después de tantos días sin poder escribir, aproveché estas líneas que hice para la Revista Desde el Sur para subirla a la página.
Demás está decir que el comienzo de las clases colapsó cualquier posibilidad de escribir mis anécdotas cotidianas.
Se imaginarán que el primer grado de los mellizos dejan historias para desgranar todos los días.
En medio de la reconversiòn laboral yo me he inclinado por la docencia rural.
Si, igual que las maestras rurales, que son multigrado, mis siestas-tardes se reparten entre dos primeros, un cuarto y un sexto.
A fin de año veremos los resultados.
Finalmente, y antes de dejarlos que lean las pequeñas producciones que vienen a continuaciòn, para los que lo conocen, mi pequeño Joaquín, el mayor de los cuatro hermanos, cumple mañana, 6 de mayo, sus primeros 11 años.
Feliz Cumple a la mamá, al papà, a los abu Carta que fueron con él primerizos y a Joaquín, que inocentemente para recordar a su Chichi a pedido mañana "tallarines caseros".

El Cura Vasco

Si hubo personaje que hizo conocida la zona cuando todo era villa fue el cura Vasco.
Viviendo en medio de la pobreza y defendiendo a los suyos, su figura fue desapareciendo casi al mismo tiempo en que se desarmaban las casas de barro y chapa.
Por estos días, “está al cuidado de unas monjas de Villa Allende que tienen un hogar para curas”; comentan en el barrio.
“Ahora no chupa, está limpito y bien comido”, afirma un ex colaborador del Vasco, quien, de todos modos, no se atreve a afirmar que ahora sea más feliz.

Les recomiendo leer la nota que està a continuaciòn, Camino a San Antonio, y allí entenderán el porque de la referencia al Vasco.

Camino a San Antonio

Desde Oyola al “Yoquey”
pasando por “Anyelelli”.

Ayí donde la Valparaíso ya cambió el nombre, pasó la circunvalación y yegó casi al kilómetro 9, el pavimento yeno de baches deja lugar al camino de tierra.
Hasta ayí yo conozco.

El final del Camino San Antonio remata en un caserío campestre, de sencillas edificaciones, donde la gente se conoce por el nombre o por lo que hace, más que por su difusa dirección.
En una de las últimas casas, el vecino destacado es Don Oyola, el que cría chanchos, cabritos, chivitos, y que tiene una laguna llena de patos, gansos y donde deambulan unas gallinas que muy pronto irán a parar al puchero.
Es una vivienda donde se llama golpeando las palmas, donde te reciben primero los perros y por atrás los gallos que anuncian que ya viene el patrón.
Con venta “al kilo vivo”, es la referencia obligada para quien quiera comprar un lechoncito en su lugar de origen.
Eso sí, hay que ir primero para elegir a la “víctima”.
“Mire que lindo este bichito, el domingo tendrá el peso justo para la parrilla”, afirma Don Oyola.
“Venga a media mañana a buscarlo, se lo peso ese mismo día y ya la espero con el agua calientita en el brasero para después pelarlo”.
¿Ah… pero no me lo da vivo, no ?.. Pregunto aliviada.
Anyelelli
El dilema de dónde cocinar el animalito se resuelve fácilmente con otro dato de la vecindad.
“El Abel, en la ciudad Anyelelli, tiene un horno de pan, usted le lleva el lechón y él mismo se lo adoba y lo cocina”, recomienda Oyola.
Dueño de una dignidad que sólo da el trabajo en medio de una barriada que fue villa, Abel, panadero de oficio, tiene una “cuadra de panadería” que compró con un crédito de Cáritas y que le permitió trasladarse de la Villa a la vecina Ciudad sin perder su trabajo de años.
“Siempre hice pan, y me tuvieron que ampliar el crédito para la compra de la Estanciera para salir a vender panes, criollos y facturas por las quintas, los campos y los barrios vecinos”, remata este chaqueño adoptado cordobés.
“Mi caso llegó hasta el Vaticano -cuenta orgulloso el grueso panadero mostrando una foto- porque devolví todos los créditos con la creación de este emprendimiento”.
Con la otra mano, recibe el lechoncito que estará listo para la hora de almuerzo del próximo domingo.
Yoquey
Si lo que se intenta es encontrar la referencia exacta de estos lugares campestres y sencillos- donde se mezcla el temor a llegar hasta allí por los robos, los malandras y los barrios bravos que lo rodean- basta con ubicarse en el ingreso al Jockey Club y seguir derechito hasta que el camino se hace de tierra.
Tiene que cruzar la circunvalación, pasar la fábrica Porta, barrio Inaudi, los countries, el almacén de la Lili Quatrini, las dos Ciudades Angelelli y el ingreso a barrio Rivadavia.
Se va a dar cuenta enseguida porque la diferencia es que los caballos del ingreso al club son de bronce, en cambio los de Oyola, relinchan.
Y en medio de tanta “mala fama” que tiene la zona “hay mucha gente de trabajo, que es honesta, que no roba”, tanto entre los vecinos de Oyola, como entre los socios del Jockey.