lunes, 22 de septiembre de 2008

SEIS HIJOS

La lamentable noticia de la muerte súbita del bebé de la famosa cocinera Maru Bottana me llenó de tristeza.
Cualquier niño, cualquier familia golpeada por la muerte de un pequeño de seis meses, seguramente nos embarga de una sensaciòn especial.
Era una familia hermosa, se los veía felices, llenos de proyectos, con ganas de màs nacimientos,eran lindos, rubios,bien alimentados...
Tenían todo para estar bien, el inicio de un programa de televisiòn de Maru, publicidades, invitaciones para esquiar y salir en las fotos de las revistas.
Pero la tragedia les llegó donde más les podía doler.
Y además se sumaron a la desgracia los fáciles dedos acusadores.
Fàcilmente se sumaron las hipòcritas voces que a la dolida familia le agregaron el juicio y el castigo.
Como si ninguna de nosotras como madres, como padres, nunca hubiésemos dejado a nuestros pequeños en las cariñosas manos de una abuela, de una tía o de una empleada.
Y no sólo para ir a trabajar, también en alguna ocasión para salir a pasear, ir a un cumpleaños o reunirnos con amigos.
Y no pasó nada.
Y cuántas otras veces, nos pasó a nosotros o a otros que conocemos que en sus propias narices sufrieron accidentes domésticos que pusieron en riesgo la salud y hasta la vida de los màs pequeños.
Dios les traiga paz a esa familia que no conozco más que ustedes, por las ricas recetas de tortas que nunca cocinè o por la publicidad de jugo que sí consumo.
Dios les de también la posibilidad de no escuchar tanta acusaciòn fácil, que con el propio dolor han de tener suficiente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido plenamente con vos, me sentí muy dolida y automáticamente me puse en el pellejo de esa madre.
Ruego a Dios que esa abuela y esos padres encuentren consuelo alguna vez.
Pienso en la simpática y divertida conductora de tv, Maru Botana, quien hizo un culto de su maternidad y me duele lo que le pasó.
Cómo vos decís, quien no...
Besos

PD: aunque no comente siempre leo tu blog, besos, Nachi Masjoan

Laura dijo...

Ay, sí, Euge, cuánta razón tenés. Yo pensé lo mismo, pobre mujer, pobre mamá, pobre abuela.
Siempre admiré que dijera que era fácil y hermoso tener tantos hijos y que tenía ganas de otra nena pero que si el marido se enteraba que la estaba bustando, la mataba.
Cuánto dolor.