Mientras recorría los perfumados y coloridos escaparates de un Vivero, me encontrè esta mañana con una historia que ha estado dando vueltas todo el día por mi cabeza.
En letras impresas, un cartel invitaba a la ordenación diaconal de un jóven de Barrio Las Flores.
Todo hubiera quedado en el plano de la curiosidad -ya que no son tantos los que se hacen curas por estos días-si no fuera porque el padre del religioso era el dueño del negocio donde iba a hacer la nota.
Con los ojos entre iluminados por la fe y turbios por las làgrimas, este hombre -que todavía no se acomoda al impacto- me relató la historia de El Llamado.
En una familia de tres hijos, el menor, estudiante de quinto año de ingeniería en la Universidad Catòlica, con un auto 0Km en la puerta, una posiciòn acomodada, un negocio en las manos y una novia que lo acompañaba, decidió dejar todo para atender "el llamado".
"Cuando le pedì a Martìn que terminara su carrera universitaria y se diera un tiempo para la reflexiòn, simplemente me dijo: Cuando abro los libros, veo su rostro, ya no puedo esperar màs para ingresar al seminario".
Asì,con esta contundencia, Mingo, explica lo que no tiene explicaciòn para muchos,a veces, ni siquiera para èl.
Mientras su esposa acomoda las rosas llegadas de Ecuador y piensa con cuales adornará el altar de Las Catalinas el día de la ordenaciòn de su hijo Cristian Martìn, el hombre, todavìa sigue apesadumbrado.
"En casa tenìa de todo, nunca voy a olvidar el dìa que lo dejè en el seminario, simplemente con un bolsito,lo que llevaba allì era mucho màs de lo que mi hijo necesitaba, pero para un padre no es fàcil entenderlo".
"Muchas veces recè por las vocaciones sacerdotales, pero cuando El llamado es en tu propia familia, todo tiembla", se confiesa el hombre con el corazòn apretujado.
Con la foto de un joven buen mozo en la mano ,Dorita, la madre, me entrega una invitaciòn, que si no hubiera conocido esta historia, creerìa que es una participaciòn de casamiento.
El próximo 15 de octubre, en la Iglesia del Monasterio de Santa Catalina, a las 19 horas, se realizarà la ordenaciòn diaconal de Christian, Adrián, Roberto y Hugo,
quienes un día recibieron "El Llamado".
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
La dura tarea de ser Padres...pero es la felicidad ante todo de un hijo, la vocacion y la decisión..por mas que pese...que mejor alegria para un Papá saber feliz a sus hijos...por mas que a veces nos cueste entender..
Mirá vos, che. Me interesó mucho la historia. Es bueno saber que a muchos la vocación les cambia la vida. Bien por el valiente chico y su comprensiva familia.
Publicar un comentario